miércoles, 11 de enero de 2012

Fin de semana de Reyes

El sábado día 7 de enero, salimos Juanmi, Miguel y yo, y comenzamos por el dormidero de milanos que localizó Miguel. Se dirigió hasta este con su red de camuflaje, para hacer algunas fotos, mientras que Juanmi y yo nos fuimos hacia una posición elevada entre los olivos para ver con los telescopios. Llevábamos poco andado cuando escuchamos un tractor trabajando justo debajo del dormidero, por lo que cuando comenzó a clarear no quedaba ninguno en el árbol.
De allí nos dirigimos hacia una de las zonas de monte mediterráneo que aún se conservan en el término, justo donde Miguel vio el día anterior los 4 meloncillos, y alí pude sacar esta foto curiosa de dos liebres enfrentadas.

De allí nos fuimos a Ruiz Sánchez, en busca del aguilucho papialbo, el cual nos dio la impresión de ver, que ya que distinguimos claramente un aguilucho anaranjado por debajo, pero se encontraba muy lejos, por lo que no podemos confirmarlo como tal.
Lo que si distinguimos claramente, nada más llegar, fue el águila perdicera durmiendo en un árbol, la cual nos permitió pasar a su lado con el coche, aunque se fue cuando paramos bastante más adelante. Cuando nos íbamos, nos deleitó un águila real, que remontaba hasta perderse en las alturas.
Otra cosa a destacar los miles de estorninos que había en la zona, los cuales formaban bandadas espectaculares, cual cardumen de peces. Pendientes de estos infinidad de milanos reales, cuervos, aguiluchos laguneros y pálidos, etc., y como no, nuestros ya inseparables amigos, en todas las salidas, los elanios azules, seguramente la rapaz más bonita que podemos ver en la zona.

También destacar la presencia de 12 o 13 grajillas.
De allí nos dirigimos hacia Ojuelos, en busca de los chorlitos carambolos, pero no hubo suerte, aunque en la lejanía pudimos ver a este halcón invernante del norte de Europa (por lo clarito que es), mientras disfrutaba de alguna presa que había cazado.

El día 8, salimos Manolo y yo, y nos fuimos a tratar de ver salir del dormidero al aguilucho papialbo, pero ni sabíamos por donde salían, ni de donde, y los veíamos volando a cierta distancia, por lo que llegamos a la conclusión de que lo mejor es verlo entrar a la caída de la tarde, y si hay un poco de suerte, sobrevolará la zona.
De allí fuimos en busca de los carambolos y tampoco hubo suerte, aunque vimos este raro alcaraván, seguramente leucístico.
(Observese la diferencia con el de la izquierda)

Antes de irnos en una charca junto al camino, me dejó hacerle una foto esta agachadiza, que me permitió un primer plano donde se aprecia la belleza de su plumaje, el cual hace que se mimetice perfectamente con el entorno.

Con esta imagen nos volvimos para Écija.
Al anochecer fui a Sevilla y casi se me mete dentro del coche un búho campestre a la altura del cruce de Fuentes. ¡¡¡La campiña está rebosante de todo tipo de especies!!!.

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